martes, 4 de agosto de 2009

Fatuos.

De regreso a clases, luego de un largo y bien merecido receso de un mes. Muy poco para que Hana este en mis oídos...
Me uní a un Taller Literario en este tiempo, conocí gente maravillosa, que hicieron que derramará lágrimas de emoción y felicidad. Uno de ellos es especial, tiene un brillo deslumbrante. Hablo de Tomás Rodriguez, que le dicen "Toto" pero le hubiera gustado llamarse Victor... Ehm, la cuestión es que publicó un libro llamado "No me juzgues". Durante unos días estuve leyendolo, y ¡oh por dios! No puedo creer que una mente de tan sólo diesciseis años escriba esas cosas, tenga esa mentalidad, ese talento! Ustedes pensaran que exageró, pero desde el primer momento en el que lo conocí senti ese brillo, ese ángel suyo. Además de él (creó que me emocione demasiado con este tan particular personaje...) hay gente maravillosa, culta, con ideas divergentes pero todas interesantes y que merecen ser escuchadas. Una habilidad para escribir, un conocimiento de literatura tan extenso, que me hacen sentir minúscula a su lado. Nunca estaré a su altura, pienso yo, pero por lo menos me siento a gusto en su compañia... Me dieron el apodo de "la chica explosiva". Cuando se lo dije a mi madre estalló en risa.
En japonés me dieron el resultado del examen que había hecho antes de las vacaciones... Un 60, aprobado en Capital Federal, no en provincia. Mi reacción: "Pero si yo había estudiado!" Sí, tal vez no fue suficiente... Esta semana tengo examen de kanji, debería estar estudiando ahora... -Se siente culpable-
Pero de todas maneras la pase bien, japonés es un lugar en donde me siento tranquila y a gusto. Aunque la felicidad no podía durar tanto... Es un pecado aquello, ¿querer que la vida sea siempre un placer continuo e irreversible? Pues entonces pecadora soy, y pecaré por siempre...
En el colegio la atmósfera es igual que siempre, llena de gente inútil y desinteresada, personas hipócritas. Siempre que pienso que alguien vale un poco la pena, me traiciona. Deja que mi esperanza flote y se muestre el brillo en mis ojos, asesinandolo luego para verme sufrir más.
Lo que sucede en el colegio, y mi situación actual... Todo prefiero obviarlo. La tristeza es como un pozo profundo, que si se deja estar, se ahonda cada vez más. Aprendí a tapar el dolor con felicidad, la ira y el enojo con música, intentar no mirar como un pecado a mis momentos felices.
Sin embargo no puedo evitar sentirme perdida yo misma, ante la sola idea de tener que afrontar tan grandes cambios. Esto seguramente es lo que una persona siempre define como "crecer". Si fuera eso, entonces es entendible, nunca quisé crecer...Y tampoco ahora es la excepción.
Oh, querido Bogo, si es que estas en algún lado... ¿Por qué nos haces sufrir de tal manera? Me rodeas de fatuos. ¿Acaso estas riendote alla arriba, de mi desesperación como ser humano?

El enojo que corre por mis venas bloquea toda gana de explicar detenidamente mi felicidad hacia las cosas buenas de la vida. Pero pasaron más cosas interesantes durante el mes de receso. Oh, sí... Muchas cosas. Aún siguen pasando muchas cosas, y seguramente vendrán muchas más.

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