sábado, 31 de julio de 2010

7:40


Y un nuevo comienzo. Una nueva página de un libro. Una novela sin terminar, y poemas sin entretejer, cuentos sin explicación y sentimientos equívocos. Finalmente, tus manos dejan de sentir dolor. Quieren creer que después de tanto 'sufrimiento' tiene que haber algo bueno.
No. Ya no creo más en el dolor. Eso es cosa de débiles.
El tiempo sigue. La vida continúa su ciclo maldito, ya escrito en muchos pergaminos. Déjenme de joder. Todo es como un giro que no termina y en el medio de las uñas y la carne tengo el sabor amargo de que tal vez el nuevo comienzo sea una repetición de mis tantas resurrecciones. Seré estúpida, pero no boluda. Seré ingenua, pero no predecible. Seré manipulable, pero no débil.
Por lo menos no tanto.

Después de demasiadas determinaciones, llegamos a la conclusión de que no hace falta preguntarle a una pared por qué podes o no podes ser feliz. Tenes que decir: Soy feliz. Sin importarte que tan jodida sea la situación. Así de egoísta suena. Así de bien, funciona.

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